En 2010, Bruno Fernandes de Souza vivía un momento de éxito. Era un futbolista brasileño destacado que ocupaba el puesto de portero y capitán del Flamengo, uno de los clubes más populares de Brasil. Con solo 24 años, era una estrella emergente, con posibilidades de jugar a nivel internacional e incluso de representar a su país en la Copa del Mundo de 2014, según informó la BBC.
En julio de ese año, Flamengo anunció la suspensión de Bruno. La noticia sorprendió, pero pronto se revelaron detalles que explicaban la decisión del club. Bruno era sospechoso de ser el cerebro detrás del brutal asesinato de Eliza Samudio, madre de su hijo menor, según The Guardian. Aunque estaba casado con Dayana Rodrigues y tenía dos hijos con ella, Bruno conoció a Eliza en una fiesta. Mantuvieron una relación extramatrimonial que terminó en embarazo. Bruno quería que Eliza abortara y, tras su negativa, cortó la relación.
Eliza dio a luz a un niño en febrero de 2010 y posteriormente presentó una demanda judicial de paternidad para reclamar pensión alimenticia. Un test de ADN confirmó que el bebé era realmente hijo de Bruno, según NPR.
El brutal asesinato de Eliza Samudio
Unos meses después de dar a luz, Eliza fue atraída desde Río de Janeiro hasta una hacienda en Belo Horizonte, a unas seis horas de distancia. Según un reporte de ESPN, le dijeron que tendría una reunión con Bruno y que el padre de su hijo reconocería la paternidad y ofrecería un apartamento para ambos. Sin embargo, al llegar al lugar, Eliza fue torturada y asesinada por amigos y familiares de Bruno.
Bruno fue arrestado un mes después y negó cualquier participación, pero su primo aportó detalles y pruebas de que el asesinato de Eliza fue ordenado por el futbolista. Las autoridades señalaron que varios cómplices, entre ellos un ex policía, ataron y torturaron a Eliza. En un testimonio judicial, se afirmó que fue golpeada y estrangulada, y que algunas partes de su cuerpo fueron alimentadas a los perros, según Human Rights Watch.
En 2013, Bruno Fernandes de Souza fue declarado culpable de orquestar el asesinato de Eliza y de ocultar su cuerpo. Recibió una sentencia de 22 años de prisión, junto con 8 cómplices arrestados por su participación en el crimen.
