El programa federal de protección de testigos no es perfecto. A veces, permite que criminales homicidas queden en libertad con poca supervisión, dándoles la oportunidad de desatar una ola de asesinatos, como ocurrió cuando Marion Albert Pruett entró en el programa en 1979. En ocasiones, el criminal protegido no disfruta de la vida ordenada y termina abandonando la protección, solo para ser arrestado nuevamente por delitos de drogas, como el caso del asesino de la Mafia Sammy «The Bull» Gravano.
Mientras estos casos parecen haber concedido demasiado margen a los peligrosos criminales que se convierten en testigos del Estado, otros revelan las claras inconsistencias del programa. Uno de estos casos es el del capo de la droga de Washington D.C. en los años 80, Rayful Edmond, a quien The Infographics Show describe como «uno de los residentes del programa de protección del testigo que no debes preocuparte de tener al lado». Esto se debe a que, aunque Edmond cooperó con el gobierno en decenas de casos, no le concedieron su libertad, una nueva identidad ni dinero inicial como a otros que han hecho lo mismo.
Edmond ascendió al poder en el inframundo criminal de D.C. durante la epidemia de crack en los años 80. Su control despiadado, que luchó violentamente por mantener, alimentó la creciente adicción y criminalidad en la capital del país, ganándose el apodo de «Capital de los Asesinatos de Estados Unidos». Sin embargo, a pesar de ello, el programa de protección ha permitido que varios criminales extremadamente violentos salgan libres en la sociedad. Entonces, ¿por qué Edmond sigue encarcelado hasta hoy? Examinemos su caso.
Rayful Edmond sigue apelando por su libertad
Mucho del caso de Edmond está rodeado de misterio. Ni siquiera se conoce públicamente la razón por la cual decidió cooperar con las autoridades. Después de convertirse en testigo, no fue liberado en anonimato, sino que fue trasladado a una instalación secreta, donde ha permanecido desde entonces. Sin embargo, continuó apelando por la libertad que siente que merece por la ayuda que brindó al gobierno, y en febrero de 2021, The Washington Post reportó que un juez de D.C. redujo su condena de cadena perpetua a 20 años. En ese momento, Edmond llevaba casi 32 años en prisión, pero esa decisión aún no garantizaba su libertad. Además, aún tenía pendiente una condena de 30 años en Pensilvania por delitos relacionados con drogas en una prisión federal del estado.
La información que Edmond proporcionó a las autoridades entre 1997 y 2014 ayudó a detener y condenar a más de 100 traficantes de drogas. También colaboró en operaciones encubiertas y declaró en juicios por drogas y homicidios. Él y sus abogados no son los únicos que creen que finalmente debería recibir la libertad que se le prometió, pero la opinión pública está dividida. Una encuesta en toda la ciudad realizada en 2019 mostró que los encuestados estaban prácticamente a la mitad respecto a si debían liberar definitivamente a Rayful Edmond de la cárcel.
