Las familias americanas más poderosas y románticas, como los Kennedys, han dejado una huella imborrable en la historia del país. En 2023, una encuesta de Gallup reveló que John F. Kennedy era el presidente más aprobado, con un impresionante 90% de valoración favorable. Incluso en vida, mantenía un respaldo cercano al 70%, una cifra extraordinaria.
Esto tiene sentido. JFK no solo fue un presidente; simbolizó todo lo que Estados Unidos aspiraba a ser. Charismático y capaz de inspirar a una nación con solo unas palabras, Kennedy parecía tenerlo todo: una familia amorosa y hasta ponis en el jardín de la Casa Blanca. Sin embargo, detrás de esa imagen de Rey Arturo y Camelot, había un hombre cuya vida estuvo marcada por la tragedia y la adversidad.
Mucho antes del asesinato de JFK, que conmovió a toda una nación, el futuro presidente recibió los santos óleos varias veces. La última oración tras su fallecimiento fue la quinta vez que recibió un rito de despedida, lo que indica las graves dificultades que enfrentó. Además de problemas de salud crónicos y luchas personales, Kennedy estuvo rodeado de muerte, y algunos detalles escalofriantes sugieren que la historia no tenía por qué haber sido así.
Los problemas de salud de JFK comenzaron en su infancia con una experiencia cercana a la muerte
La madre de JFK, Rose Fitzgerald Kennedy, llevaba registros meticulosos de sus nueve hijos. Así sabemos que el joven Kennedy sufrió varias enfermedades, como tos ferina, una infección bacteriana que rara vez es mortal, pero puede durar meses acompañada de vómitos y tos incontrolable.
También enfermó de sarampión y varicela en su juventud, pero la enfermedad más impactante ocurrió cuando tenía solo dos años. En ese momento, su madre entraba en labor de parto con su hermana, y a él le diagnosticaron fiebre escarlata, una infección bacterial que puede causar una erupción corporal, dolores, fiebre, ganglios inflamados, dificultad para tragar y vómitos. La fiebre escarlata puede dejar secuelas permanentes, y en el caso de JFK fue tan grave que, incluso antes de ser hospitalizado, recibió los santos óleos.
Tras 12 semanas en el hospital y en aislamiento, logró recuperarse, pero solo de dicha enfermedad. La salud de Kennedy continuó deteriorándose; se sospecha que siempre tuvo algún tipo de problema digestivo, como síndrome del intestino irritable y sus complicaciones. Además, sufrió infecciones urinarias crónicas, úlceras y prostatitis, una inflamación dolorosa de la próstata. Los problemas persistieron en su juventud, cuando tuvo que ausentarse de la escuela por una enfermedad aún no identificada, posible hepatitis, y el dolor de espalda, que empezó durante sus años universitarios.
Su servicio durante la Segunda Guerra Mundial terminó con la muerte de algunos de sus compañeros
Cuando fue momento de alistarse en la Segunda Guerra Mundial, Kennedy no optó por la vía fácil. Lo enviaron al Pacífico, donde fue asignado a un barco torpedero para hostigar a los barcos japoneses. En una noche oscura en agosto de 1943, su embarcación sufrió una colisión con un destructora japonesa llamada Amagiri. Tras el choque, dos tripulantes desaparecieron, varios resultaron gravemente heridos y los sobrevivientes quedaron varados en una embarcación en llamas. La tierra más cercana estaba a más de tres millas y, sorprendentemente, Kennedy nadó esa distancia arrastrando a un compañero. Otros dos tripulantes tuvieron que ser amarrados a restos flotantes y remolcados, ya que no sabían nadar.
Con dos de sus hombres muertos y lesiones que le valieron la Medalla al Merito Naval, Kennedy dijo a su tripulación: «No hay nada en el libro sobre una situación así. Muchos tienen familias y algunos hijos. ¿Qué quieren hacer? Yo no tengo nada que perder». Luego intentó nadar en busca de ayuda, sin encontrar barcos amigos en la zona. Continuaron saltando de isla en isla hasta que encontraron exploradores aliados. Tras una semana de angustia, los supervivientes regresaron a una base estadounidense.
La trágica muerte de su hermano mayor cambió el destino de su vida
La familia Kennedy era reconocida por su influencia política, pero para John F. Kennedy inicialmente no aspiraba a la política. Sus objetivos eran ser profesor o periodista, y en 1945 llegó a cubrir el fin de la guerra para Hearst Newspapers. Su hermano mayor, Joseph Patrick Kennedy Jr., considerado más responsable, era la esperanza presidencial del padre.
Joe Jr. y John eran muy cercanos, pero una tragedia en tiempos de guerra cambió sus vidas. Joe, piloto de la Marina Británica, voluntariamente participó en la Operación Afrodita, a pesar de haber cumplido muchas misiones exitosas para regresar a casa. La operación, un experimento con drones remotos, terminó en explosión mientras Joe pilotaba una de estas aeronaves junto a Wilford J. Willy. Al enterarse, John, que ya estaban en el hospital, dijo con resignación: «Ahora la carga recae sobre mí». Tras terminar la guerra, John volvió a casa y, en ausencia de Joe, las aspiraciones políticas de su padre se transfirieron a él, quien en 1946 obtuvo un escaño en el Congreso.
La promesa de JFK de financiar investigaciones sobre discapacidades intelectuales nace de una experiencia personal trágica
La atención a las personas con discapacidades en Estados Unidos había avanzado poco hasta entonces. Las instituciones y asilos estaban sobrepoblados y llenos de problemas, pero casi inmediatamente tras su elección, John F. Kennedy manifestó que uno de sus principales objetivos era cambiar esa realidad.
En febrero de 1963, Kennedy anunció varias directrices con apoyo masivo de su hermana Eunice. La historia personal detrás de esta iniciativa es desgarradora: su hermana Rosemary sufrió complicaciones al nacer. La partera advirtió que la madre, Rose Kennedy, debía esperar a que llegara un médico. Malgrado los esfuerzos, Rosemary nació con una asfixia que le dejó discapacidad y problemas de comportamiento. Fue recluida en varias escuelas, aunque en Inglaterra mostró ciertas cualidades carismáticas. A su regreso a EE.UU., la familia planeó una lobotomía, procedimiento que dejó a Rosemary paralizada y sin habla, en una institución donde estuvo 64 años, sin visitantes.
Problemas de salud crónicos que llevaron a una vida de dolor constante
Kennedy aparentaba estar en total plenitud física, promoviendo el ejercicio en EE.UU. y reformando las recomendaciones para las escuelas, así como programas de salud juvenil. Sin embargo, en realidad padecía un dolor crónico y estuvo postrado en cama durante gran parte de su vida. Esto le ayudó a desarrollar una velocidad de lectura de cuatro veces la media.
Sus problemas de salud incluyen lesiones en la espalda por impacto de fútbol, que requirieron cuatro cirugías espinales, todas con complicaciones como abscesos, infecciones óseas y osteoporosis. También sufrió de enfermedad de Addison, que afecta la producción hormonal y puede ser mortal. Presentaba síntomas como dolores estomacales, fatiga, presión arterial baja y cambios en la apariencia. Tratado desde los años de la guerra, estuvo siempre medicado con hormonas, analgésicos y antibióticos.
JFK y Jackie soportaron la pérdida de tres hijos
La familia Kennedy no vivió solo de apariencias felices. La historia de Jackie y JFK muestra que, en realidad, sufrieron mucho: en agosto de 1963, nació prematuro su hijo Patrick, quien falleció a los dos días. Antes, ya habían perdido un embarazo en 1955 y a una hija que nació sin vida en 1956. Aunque en 1957 tuvieron a Caroline y en 1960 a John Jr., este último sufrió complicaciones y fue salvado por un pediatra. La noticia de que Jackie ingresó en trabajo de parto prematuro en 1963 fue motivo de esperanza, pero no fue así. Patrick murió, y Jackie aún lloraba cuando JFK fue asesinado en Dallas.
Solamente 25 minutos antes de la muerte de JFK, un periódico británico fue alertado de algo extraño, un hecho que permanece en misterio. Se trata de un memorando de la CIA que en 2017 se hizo público, donde se revela que una llamada anónima desde Cambridge, Inglaterra, indicó a un periodista que debía llamar a la embajada de EE.UU. en Londres para recibir noticias importantes, minutos antes del asesinato.
Este hecho ha alimentado muchas teorías conspirativas, ya que no fue la única llamada similar en esa época. Además, una nota indica que las autoridades británicas también fueron alertadas sobre otros eventos, como la muerte del escandaloso doctor Stephen Ward, en 1963. Aunque se sugirió investigar, nada concreto salió de estas pistas.
El asesinato de JFK, un evento públicamente aterrador
Muchos recuerdan exactamente dónde estaban cuando JFK fue asesinado. En esa tarde de noviembre de 1963, durante una gira por nueve estados, el mandatario se encontraba en Dallas en un recorrido por la ciudad. En un convoy en Dealey Plaza, varias balas impactaron contra su coche, hiriendo también al gobernador John Connally. JFK fue declarado muerto a la 1 p.m., y en la siguiente hora, Lady Liberty se quedó sin su presidente.
La noticia se difundió rápidamente y el periodista Walter Cronkite confirmó: «Desde Dallas, el anuncio oficial: El presidente Kennedy murió a la 1:00 p.m., hora central».
JFK Jr. rindió homenaje a su padre en su tercer cumpleaños
El funeral fue monumental y emotivo. Uno de los momentos más icónicos fue la imagen de John F. Kennedy Jr. saludando el ataúd de su padre, con solo 3 años, en una escena que quedó grabada para siempre en la memoria del país. Este acto, que en su momento fue un acto de homenaje, refleja la profunda tristeza que marcó a toda una generación.
Tras su muerte, JFK Jr. también sufrió una pérdida trágica: en 1999, falleció en un accidente aéreo junto a su esposa y su cuñada, a los 38 años. La historia de su vida nos recuerda el precio de la tragedia en una familia que, pese a su influencia, también sufrió enormes pérdidas.
El dolor de su espalda pudo haber contribuido a su muerte
Se suele cuestionar si las cosas tuvieron que ocurrir como sucedieron, y algunos expertos aseguran que el dolor en la espalda de Kennedy pudo tener un papel en su trágico final. Según el Dr. Kenneth Salyer, que atendió a Kennedy ese día, llevaba un corsé de acero y estuvo en su habitación cuando fue herido. La falta de flexibilidad pudo haber impedido que se evitara la muerte, ya que la segunda bala atravesó su cráneo. Algunos especialistas sugieren que si hubieran logrado que JFK se agachara, incluso con el primer disparo, las cosas podrían haber sido diferentes.
Otros testigos indicaron que el corsé, que mantenía a Kennedy firme y en posición vertical, pudo haber sido un factor que contribuyó a su fallecimiento, actuando como objetivo fácil para el segundo disparo mortal.
JFK fue asesinado antes de que muchas de sus principales iniciativas se concretaran
Kennedy fue un presidente que impulsó muchas transformaciones en EE.UU., como el programa espacial y el movimiento por los derechos civiles. Sin embargo, muchos de sus proyectos más importantes quedaron inconclusos. La Ley de Derechos Civiles, por ejemplo, fue promulgada por Lyndon B. Johnson, ya que Kennedy no pudo verla. Lo mismo sucedió con Medicare, que su propia administración promovió, pero que fue aprobado por su sucesor. Aunque empezó a trabajar en la desegregación escolar y en fondos para la educación, muchas de estas iniciativas se consolidaron tras su muerte en 1963.
El programa espacial, donde Kennedy fue un promotor destacado, alcanzó su cúspide en su mandato. La famosa promesa de llegar a la luna antes de terminar la década fue uno de sus discursos más icónicos, y aunque NASA cumplió el reto, él no lo vio.
Documentos desclasificados sugieren advertencias previas a su asesinato
Las teorías de conspiración abundan respecto a las causas de su asesinato, y algunas pruebas en los archivos desclasificados en 2025 sugieren que pudo haber habido advertencias previas. Un memorando de la CIA revela que, 25 minutos antes de la balacera, una llamada anónima desde Cambridge, Inglaterra, indicó a un periodista que debía llamar a la embajada de EE.UU. en Londres para noticias importantes. Esto ha alimentado varias hipótesis, aunque la evidencia concreta no ha sido corroborada.
Otros documentos sugieren que Kennedy no era del agrado de la CIA o que estaba en peligro por descubrir posibles operaciones clandestinas dentro del gobierno. La relación con la CIA ha sido objeto de mucho debate y teorías conspirativas, y estos archivos añaden más misterio al asunto.
Una autopsia fallida alimenta las teorías conspirativas
Desde el inicio, el autopsia de Kennedy estuvo plagada de inconsistencias. Se omiten pasos básicos como pesar órganos, y las fotos y diagramas utilizados no siempre corresponden con las evidencias físicas. El patólogo Werner Spitz, en 1975, afirmó que la autopsia fue un desastre, y el patólogo Cyril H. Wecht, en 1972, descubrió que muchos datos desaparecieron, incluyendo el cerebro de Kennedy, que nunca fue hallado. La falta de evidencia concluyente sigue alimentando las teorías de conspiración.
Nadie ha sabido qué ocurrió con su cerebro
La desaparición del cerebro de Kennedy es uno de los misterios más enigmáticos. Cuando Cyril H. Wecht revisó las muestras en 1972, encontró que faltaban varias evidencias, y el cerebro, aparentemente, también desapareció. La secretaria personal de Kennedy sugirió que quizás fue entregado a alguien del despacho de su hermano Robert, pero este ya había fallecido años antes. Las investigaciones no han tenido éxito, y lo más probable es que nunca se conozca la verdad.
Un memorando de 2025 afirma que la CIA apuntó a JFK
Los archivos de la CIA desclasificados en 2025 revelan que Kennedy pudo haber sido víctima de un grupo interno dentro del gobierno. Un memorando menciona una carta escrita por Sergyj Czornonoh, que en julio de 1963 alertó a las autoridades británicas sobre la posible conspiración para asesinar al presidente en Dallas. Aunque la evidencia no ha sido confirmada, estas pistas abren la puerta a nuevas hipótesis y hacen que la historia oficial sea aún más enigmática.
Una autopsia deficiente alimenta las teorías conspirativas
Los primeros informes de la autopsia revelaron fallos graves: omisiones en la valoración de órganos, fotos inconsistentes y, en especial, la desaparición del cerebro. El patólogo Cyril Wecht afirmó en 1972 que nunca se sabrá toda la verdad sin esa evidencia, y se ha especulado mucho sobre qué pudo haber pasado con él.
Nadie ha descubierto qué pasó con el cerebro de JFK
El cerebro de Kennedy desapareció misteriosamente, y en 1972 Cyril H. Wecht afirmó que muchas evidencias estaban perdidas, incluyendo ese órgano crucial. La secretaria de Kennedy comentó que probablemente fue entregado a alguien del despacho de su hermano, quien ya había fallecido. Hasta hoy, no existe una explicación concluyente.
Un memorando de 2025 señala que la CIA tuvo un papel en su muerte
Archivos desclasificados en 2025 sugieren que la CIA puede haber estado involucrada en la planificación del asesinato. Un memorando revela que una llamada anónima desde Inglaterra, 25 minutos antes del crimen, alertó sobre el posible atentado. Aunque no se ha confirmado plenamente, estas evidencias avivan las hipótesis de una conspiración interna.
Por último, el análisis de la autopsia de Kennedy revela errores gigantescos y evidencia perdida, incluido su cerebro, que nunca ha sido recuperado. Estas irregularidades y las nuevas revelaciones siguen alimentando las teorías conspirativas y mantienen viva la leyenda de su trágico fin.