Todo se decidió en los últimos segundos de la competición: una joven de 20 años de Montreal, representante de Suiza, conquistó la victoria en Eurovisión 1988. Era 30 de abril de 1988 y Céline Dion acababa de actuar frente a una audiencia televisiva internacional de aproximadamente 600 millones de espectadores en el concurso musical celebrado ese año en Dublín, Irlanda. Aunque desde los 13 años había grabado varios temas y gozaba de reconocimiento en Canadá y Francia, en ese momento seguía siendo prácticamente desconocida en Estados Unidos y en muchas partes del mundo. Pero todo esto cambiaría de manera radical.
Cuando llegaron los resultados finales y Céline supo que había superado a la representante del Reino Unido, Scott Fitzgerald, además de otras 19 finalistas de diferentes países, estalló en lágrimas. Al día siguiente, en una entrevista con la cadena de televisión irlandesa RTE, confesó que creía que ganaría porque todos, incluyendo los medios, pensaban lo mismo. «Sabes, ser la número uno en los periódicos no es lo más importante para mí,» afirmó. «Lo más importante era ser la número uno en el escenario, frente al público. Eso era lo que realmente importaba para mi carrera, para mi vida.»
Céline Dion provenía de raíces humildes y era la menor de 14 hermanos. Desde muy joven, parecía destinado al éxito en el mundo del espectáculo. Para cuando fue seleccionada para participar en Eurovisión, ya había lanzado nueve álbumes, aunque aún no había grabado en inglés. El concurso europeo era una plataforma de gran alcance, activo desde 1956 y que catapultó a artistas como ABBA, Julio Iglesias u Olivia Newton-John a la fama internacional.
Justo antes del concurso que llevaría su carrera a otro nivel, Dion empezó a tener problemas con su voz durante su gira para promocionar su álbum de 1987, «Incognito». En una presentación, perdió completamente la voz y no pudo continuar actuando. Un especialista en Nueva York tuvo que trabajar con ella en su entrenamiento vocal, comenzando con la instrucción de que no podría hablar durante tres semanas. No sería la primera vez que enfrentaría problemas vocales, pero sí una muestra más de las dificultades que atravesó en su vida, que en realidad estuvo marcada por tragedias y desafíos.
Para el momento de Eurovisión, Céline ya estaba lista para subir al escenario otra vez, y su victoria con la canción «Ne partez pas sans moi» fue muy ajustada, logrando un marcador de 137 puntos frente a 136. Este triunfo internacional la catapultó a la fama mundial. La conferencia de prensa posterior reunió a unos 700 periodistas, y poco después regresó a Canadá en una emotiva celebración por todo lo alto. Solo una semana después, inició una extensa gira internacional, marcando el comienzo de una carrera colosal que la convertiría en una de las cantantes femeninas más exitosas de la historia, con 27 álbumes de estudio y millones de admiradores.
Pero aquella noche de triunfo en Eurovisión también tuvo un impacto importante en su vida personal. Fue cuando empezó su relación romántica con su productor, René Angélil, quien tenía 26 años más que ella. La pareja se casó posteriormente y tuvieron tres hijos. La vida de Céline cambió aún más cuando René falleció en 2016 debido a un cáncer. Años después, en 2024, recibió un diagnóstico de una enfermedad progresiva y rara llamada síndrome de la persona rígida, que afecta al sistema nervioso y le impidió continuar con sus actuaciones. Sin embargo, resurgió durante su participación en los Juegos Olímpicos de París en 2024. La vida de Céline Dion ha estado llena de altibajos, pero sin duda, su triunfo en Eurovisión fue el catalizador que la llevó a la cima de su carrera.