En 2010, usuarios de internet quedaron horrorizados por un video brutal publicado en línea que parecía mostrar a alguien asfixiando a dos gatitos con una bolsa de plástico. Los felinos, iconos de la cultura online, despertaron una reacción masiva: miles se unieron a una comunidad virtual para localizar al autor del video. Aquellos familiarizados con este tipo de conductas advirtieron que quien publicó el material —a quien diagnosticaron como un narcisista maligno— podría escalar sus acciones y buscar rápidamente víctimas humanas. La predicción se cumplió. En 2012, el autor del video y de otras publicaciones igual de macabras, el canadiense Luka Magnotta, asesinó a un hombre llamado Jun Lin, lo que desató una búsqueda a gran escala en la que nuevamente participaron investigadores amateurs rastreando la huella digital del sospechoso.
El caso fue tan extraordinario que un documental de 2019 relató cómo la comunidad en línea supervisó a Magnotta y cómo finalmente fue detenido en un cibercafé en Berlín. Hoy está en prisión. Pero el caso de Magnotta no es la única ocasión en la que ciudadanos comunes, más allá de servir como testigos, desempeñaron un papel activo y decisivo para resolver un crimen. A continuación, cinco grandes casos de true crime en los que la intervención de personas comunes fue crucial para atrapar a los culpables.
Las «detectives del coche compartido»
El true crime despierta el afán de resolver enigmas desde el sillón: ¿podrías armar la historia antes que los investigadores profesionales? Para cuatro madres de Los Ángeles, ese pasatiempo se convirtió en una investigación real que ayudó a abrir un caso sin resolver.
En 2005, los cuerpos de un empresario local y su esposa fueron hallados junto a su todoterreno siniestrado, que aparentemente se había salido de la carretera y caído por un barranco. Aunque en un principio pareció un accidente, la escena generó sospechas y la policía abrió una investigación por asesinato; el caso, sin embargo, se enfrió y quedó sin resolver.
En 2020, una de las mujeres que luego formaría el grupo escuchó la historia en una clase de periodismo y se obsesionó con la idea de resolverla. Reclutó a otras tres madres y, tras más de dos años de trabajo, lograron descifrar el caso, vinculándolo con el crimen organizado: descubrieron que el negocio del empresario había sido objeto de intimidaciones por parte de la mafia. El equipo ahora busca aplicar su metodología en otros casos fríos.

El caso de Jacob Wetterling
En 1989, Jacob Wetterling, de 11 años, fue secuestrado mientras volvía en bicicleta de una tienda de alquiler de videos en St. Joseph, Minnesota. Sus dos compañeros, un amigo y su hermano menor, relataron que un hombre enmascarado los amenazó con un arma y se llevó a Jacob. A pesar de una campaña nacional y numerosas apelaciones públicas, el caso no mostró avances durante años.
Todo cambió en 2010, dos décadas después, cuando Joy Baker, blogger a tiempo parcial, empezó a escribir sobre la desaparición de Jacob y a relacionarla con otro ataque a un niño, Jared Scheierl, ocurrido en la misma época. Baker reunió varios casos similares y compartió su investigación con Patty, la madre de Jacob, quien la apoyó en su labor extraoficial. Tras enlazar evidencia de ADN con el atacante de Scheierl, los investigadores identificaron a Danny Heinrich, un obrero local, quien confesó haber secuestrado y asesinado a Jacob, dando alivio a la familia tras años de incertidumbre.
El Unabomber

El caso del Unabomber fue, durante décadas, uno de los más inquietantes en Estados Unidos. Entre 1978 y 1995, bombas caseras enviadas o colocadas en universidades y domicilios dejaron 23 heridos y tres muertos.
La búsqueda del responsable movilizó a un amplio equipo del FBI con más de 150 investigadores, pero la pieza clave la aportó alguien muy cercano al autor: su hermano. En 1995, dos periódicos publicaron un manifiesto atribuido al Unabomber, un texto contra la industrialización moderna cuyo lenguaje resultó familiar a David Kaczynski. Al reconocer el estilo de escritura de su hermano Ted, David alertó al FBI. El rastreo llevó a la cabaña de Ted en Montana, donde se halló equipo para fabricar bombas. En enero de 1998 Ted Kaczynski se declaró culpable y recibió cuatro cadenas perpetuas más 30 años; falleció por suicidio en prisión en 2021.
El caso de Gabby Petito

Gabby Petito, de 22 años, y su prometido Brian Laundrie emprendieron un viaje por carretera por Estados Unidos documentado en redes sociales, que parecía idealizado y feliz. Sin embargo, testigos luego relataron episodios de violencia durante el viaje. En agosto la familia de Gabby perdió contacto y Laundrie regresó solo, alegando que la había dejado atrás.
La búsqueda pública se extendió por semanas. A finales de septiembre, los vloggers Jenn y Kyle Bethune publicaron imágenes del vehículo de Laundrie, grabadas el 27 de agosto en un paraje remoto del Bosque Nacional Bridger-Teton. Avisaron al FBI y, el 19 de septiembre, se encontraron restos humanos cerca del lugar. Laundrie desapareció y su cuerpo fue hallado el 20 de octubre junto a una nota en la que afirmaba que había matado a Petito por compasión; los investigadores han señalado que esa versión es dudosa. Lo sucedido entre Petito y Laundrie sigue siendo objeto de debate.
Un caso frío en Missouri

Cada año se reportan centenares de miles de desapariciones en Estados Unidos; muchas personas reaparecen, pero otras simplemente desaparecen sin rastro y sus casos se enfrían. Ese fue el destino aparente de Donnie Erwin, de 59 años, residente de Camdenton, Missouri.
El 29 de diciembre de 2013 Erwin salió de su casa para comprar cigarrillos y nunca regresó. Durante una década la familia indagó por su cuenta y la investigación policial no produjo resultados. En diciembre de 2023, un aficionado del true crime y creador de contenido en YouTube, James Hinkle, se interesó por el caso y usó sus habilidades como piloto de dron y buceador para buscar en la zona, partiendo de la hipótesis de que el vehículo de Erwin podría haber salido de la carretera.
Tras un año de búsqueda, Hinkle localizó el coche sumergido en un estanque pequeño, imperceptible desde la carretera pero visible en las imágenes aéreas. En el interior se halló un implante de cadera de titanio que confirmó la identidad de Erwin, poniendo fin al misterio y ofreciendo cierre a una familia que había esperado respuestas durante diez años.
Estos ejemplos muestran cómo ciudadanos comunes —desde madres organizadas hasta bloggers, familiares y aficionados con drones— pueden desempeñar un papel determinante en la resolución de casos criminales. En múltiples ocasiones, la perseverancia y la investigación civil han complementado el trabajo policial y llevado a avances decisivos en investigaciones frías o estancadas.



















