Lo que realmente ven los escáneres corporales de la TSA probablemente no es lo que piensas
¿Alguna vez has visto esas fotos antiguas de cómo solían ser los vuelos en tiempos pasados? Personas en sillones reclinables, comiendo pato asado con cubiertos de plata en bandejas de plata, riendo y fumando en packs de cigarrillos, y pasando por seguridad con líquidos en envases mayores a 100 mililitros. Pero toda esa diversión cambió tras el ataque terrorista al World Trade Center de Nueva York en 2001.
Desde el 11 de septiembre, los aeropuertos adoptaron restricciones cada vez más estrictas en todo el mundo. Empezaron con los envases pequeños de líquidos en bolsas plásticas transparentes, la prohibición de cortauñas y limas de uñas, la extracción del portátil para revisarlo aparte, y posteriormente, la obligación de quitarse los zapatos, la vigilancia constante por parte del personal de seguridad, y por supuesto, los escáneres corporales — esas máquinas invasivas que parecen revelar la desnudez.
Pero, ¿qué es exactamente lo que ven esos escáneres? Hay una idea errónea de que estas máquinas digitales eliminan la ropa y muestran la piel y el cabello en detalle, ayudando a los agentes a detectar contrabando de manera más eficiente. Sin embargo, la realidad es muy distinta: los escáneres no muestran gorditos o celulitis. Funcionan como rayos X, emitiendo ondas de radiofrecuencia no ionizantes que rebotan en objetos metálicos, no metálicos y materiales orgánicos, marcándolos como sospechosos.
Los escáneres usan ondas electromagnéticas de baja potencia para detectar objetos sospechosos
Al escuchar que los escáneres de la TSA — y de otros aeropuertos del mundo — utilizan máquinas similares a rayos X para detectar objetos prohibidos, algunas personas piensan: «¿A qué peligro están expuestos? ¿No es eso lo que hace que te hagan poner un delantal de plomo y te hagan pasar por una habitación especial?».
Es cierto. Pero, según Live Science, los escáneres de aeropuerto son muchísimo más débiles que los médicos y generan solo 0.1 micro Sieverts por escaneo, mientras que una radiografía convencional emite aproximadamente 100 micro Sieverts, ¡es decir, mil veces más radiación!
Además, usan tecnología de imagen avanzada (AIT) que emite longitudes de onda ligeramente superiores a 10 milímetros, penetrando en el tejido humano menos de 1 milímetro. En cambio, los rayos X médicos trabajan con longitudes de onda mucho más cortas, de 0.01 a 10 nanómetros, lo que permite explorar incluso los pulmones. Esto explica por qué las personas con marcapasos no tienen que preocuparse por el escáner, ya que la radiación no los dañará, aunque puede activar la detección debido a los componentes metálicos.
Pero eso está bien, ya que los escáneres están diseñados para detectar objetos en sus bolsillos como llaves, carteras, monedas, relojes, y sustancias peligrosas como drogas o materiales explosivos. Las ondas electromagnéticas atraviesan la ropa, pero rebotan en la piel y objetos sólidos, lo que hace imposible que muestren detalles personales o íntimos. Así que, no te preocupes: los escáneres no te toman fotografías desnudo.
¿Qué ven los escáneres a los empleados de la TSA?
¿Y qué es lo que realmente ven los agentes de seguridad en sus pantallas? Solo una silueta de un cuerpo humano, un contorno que parece un dibujo infantil. Cuando detectan algo sospechoso, aparece un cuadrado amarillo en esa zona, lo que indica que es necesario revisar con un escáner manual o un cacheo. Mientras tanto, si no intentaste meter serpientes en tus pantalones o metanfetaminas en tus muletas, estarás bien. Aunque las diferentes máquinas puedan tener diferentes pantallas, ninguna revela detalles personales, como tu vello corporal o regiones íntimas.
Las aerolíneas y los aeropuertos saben muy bien que muchos no entienden cómo funcionan estas tecnologías y temen por su privacidad o por su seguridad. La preocupación por el uso excesivo de las máquinas y la ralentización de los procesos hizo que surgieran nuevos modelos, como un escáner ultrarrápido de Evolv Technology, capaz de analizar a 600 personas por hora. ¿El resultado? Nadie quiere que vea sus asuntos personales, pero todos queremos viajar seguros sin retrasos excesivos.
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