Las Heroicas y Guardianas del Cólera: La Vida de John Snow

Ciencia
Reino Unido

En la primera mitad del siglo XIX, Gran Bretaña enfrentaba una grave epidemia de cólera que cobró la vida de miles de personas. Los primeros casos se diagnosticaron en 1831 y, para el año siguiente, la enfermedad ya se había extendido por Londres. En ese entonces, los profesionales de la salud creían que el cólera era una enfermedad transmitida por el aire, que se diseminaba a partir de materiales orgánicos en descomposición. Las autoridades y médicos no estaban preparados para hacer frente a la epidemia, y había desacuerdos sobre las medidas que debía tomar la comunidad médica para detener su avance, según la Biblioteca Nacional de Medicina.

El cólera es una infección diarréica causada por la ingesta de agua o alimentos contaminados con bacterias, y si no es tratada, puede causar la muerte en horas, según la Organización Mundial de la Salud. Debido a que en ese momento no se conocía esta causa, hasta 7,000 personas fallecieron en una década a causa de la enfermedad. En medio de ese escenario, el médico John Snow no creía en la teoría popular de que el cólera se transmitía por el aire o el contacto directo entre personas. Por ello, realizó sus propias investigaciones para determinar la causa raíz de la enfermedad, que él sospechaba era el agua contaminada.

John Snow traza el origen del cólera

Durante la epidemia de 1831, Snow todavía era aprendiz y no había terminado su formación médica. Después de completar sus estudios, se graduó en la Universidad de Londres en 1844, según el Colegio Real de Cirujanos de Inglaterra. En 1854, se registró un brote de cólera en Soho, Londres, siendo el tercero en esa zona desde 1832. En ese brote, más de 550 personas murieron en solo dos semanas en Broad Street; ante ello, Snow quiso comprobar su teoría de que la enfermedad se extendía a través del agua contaminada.

Utilizando un mapa, Snow plasmó todos los casos confirmados de cólera en la zona. Al investigar, descubrió que en Broad Street había una bomba de agua que los residentes utilizaban para obtener agua. Observó que muchas personas que murieron de cólera bebieron del caño de esa bomba. Según Immunology.org, Snow presentó sus hallazgos en una carta al Medical Times and Gazette, diciendo: “No ha habido ningún brote o prevalencia particular de cólera en esta parte de Londres, aparte de las personas que habitualmente bebían agua de esa bomba.”

Su teoría no fue aceptada de inmediato, pero como prueba, se retiró la manija de la bomba. Poco después, la epidemia fue controlada y se descubrió que el agua del pozo era efectivamente la fuente de la infección.

La contaminación del pozo

En esa época, algunas zonas de Londres aún carecían de sistemas de alcantarillado, como en el caso de Broad Street. Por ello, era frecuente que las viviendas tuvieran fosas sépticas cercanas. Cuando se investigó el brote, se encontró que un bebé, muerto por diarrea, era el primer caso en esa área. La madre del bebé reveló que había tirado un balde con las heces diarreicas de su hijo en la fosa cercana a su hogar, justo junto a la bomba de agua. La excavación en la zona reveló que la fosa tenía una fuga, y que con las paredes en deterioro, el contenido de las residuos fecales se filtró hacia el pozo, contaminando el agua.

El compromiso de Snow por investigar la causa del cólera ayudó a salvar muchas vidas y a comprender mejor la enfermedad. Hoy en día, se le recuerda con una escultura de una bomba de agua en Broad Street, actualmente conocida como Broadwick Street, según el Centro Nacional de Información Biotecnológica.

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