Conocido como el «Ángel de la Muerte», Charles Cullen fue un asesino en serie que acabó con la vida de más de 40 personas, aunque algunos detectives creen que pudo haber asesinado a cientos. Trabajando como enfermero en cuidados críticos, Cullen tenía acceso a pacientes vulnerables que confiaban en él, pero sus planes siniestros iban mucho más allá.
La infancia y juventud de Cullen estuvieron marcadas por tragedias; su padre falleció cuando él era un bebé y su madre murió cuando tenía 17 años. Según la New York Daily News, su vida estuvo llena de intentos fallidos de suicidio, incluyendo durante un breve paso por la Marina de Estados Unidos, lo que llevó a su despido. A partir de entonces, decidió dedicarse a la enfermería.
Fue el único hombre en su clase de enfermería y en 1986 comenzó a trabajar en el Saint Barnabas Medical Center en Nueva Jersey. En la unidad de quemados, sus colegas notaron que pacientes bajo su cuidado morían con niveles peligrosos de insulina en la sangre, a veces administrada a través de una intravenosa. Se le atribuyen al menos 11 muertes en ese centro, incluyendo a un hombre que solo llegó al hospital por una reacción alérgica (The LineUp). Sin embargo, ninguna sospecha ni investigaciones internas fueron reportadas a las autoridades.
Luego, Cullen trabajó en Warren Hospital, donde fue responsable de la muerte de al menos tres pacientes, antes de trasladarse en 1994 al Hunter Medical Center. Según The LineUp, en sus primeros dos años no mató a nadie, pero en su tercer año, Cullen asesinó a cinco personas usando medicación para el corazón.
Una confesión aterradora
Cullen tuvo que renunciar o fue despedido en cinco de los nueve hospitales en los que trabajó en Nueva Jersey y Pensilvania. Sin embargo, entre 1986 y 2003, logró ocultar sus asesinatos hasta que la muerte inesperada de un paciente llevó a una investigación que, finalmente, alertó a la policía (New York Daily News).
Los investigadores señalaron que Cullen había estado «administrando dosis» a tres o cuatro pacientes cada semana durante años, aunque no todos murieron. Él mismo confesó haber asesinado a 40 personas, pero sus colegas y las investigaciones sospechan que la cifra real podría alcanzar las 400. Tras declararse culpable en 2004, comenzó a cumplir una condena de 397 años en prisión en 2006.
En general, el «Ángel de la Muerte» creía que hacía lo correcto por sus pacientes, como explicó en una entrevista con 60 Minutes (WTVR). Pensaba que al administrar medicamentos evitaba que sus pacientes sufrieran, impidiéndoles sufrir un paro cardíaco o respiratorio. Declaró: «Pensé que ya no sufrían más. En cierto modo, creía que estaba ayudando.» Cullen admitió sentirse arrepentido por sus acciones, pero de manera escalofriante añadió: «No sé si habría dejado de matar».