Se cree ampliamente que si las fuerzas aliadas hubieran perdido la Segunda Guerra Mundial, los resultados habrían sido catastróficos para la humanidad. En Alemania, el régimen nazi de Adolf Hitler demostró ser expansionista y asesino, atacando territorios vecinos en toda Europa y perpetrando los horrores del Holocausto, que implicaron la eliminación sistemática de 6 millones de judíos y millones de otras personas consideradas «indeseables» por los nazis. Como en el expansionismo, estas eliminaciones estaban fundamentadas en una ideología retorcida que Hitler expuso en su libro «Mi lucha». Allí, abogaba por la creación de una Alemania racial y culturalmente homogénea, con suficiente «Lebensraum» o espacio vital, para que la nación etnicamente depurada pudiera expandirse.
La pregunta de cómo habría sido el mundo si Hitler hubiera ganado ha fascinado a artistas e historiadores durante décadas. La novela de Philip K. Dick, «El Hombre en el Castillo Altísimo», explora esta línea alternativa de historia, imaginando a los nazis y al Imperio japonés dominando incluso a Estados Unidos tras salir victoriosos en la guerra. Sin embargo, si bien la imagen de Estados Unidos bajo control nazi puede parecer una fantasía, los historiadores señalan que en el Frente Oriental, Hitler estuvo en un momento a un paso de hacer que la Unión Soviética sucumbiera a su agresión.
Los vastos recursos de la URSS finalmente cambiaron el rumbo y llevaron a la caída de Berlín. Pero la sorpresiva ofensiva nazi contra el Este, la Operación Barbarroja, buscaba dar un golpe mortal a los soviéticos. Si hubiera tenido éxito, Hitler habría estado en una posición fuerte para dominar toda Europa y usar las tierras rusas a su antojo.
Probablemente habría realizado una limpieza étnica en Rusia
Se suele sugerir que Alemania nazi planeaba conquistar el mundo. Aunque resulta casi imposible imaginar a largo plazo cómo habrían evolucionado las cosas si Hitler hubiera ganado, es bastante probable qué habría hecho con Rusia si la Operación Barbarroja hubiera tenido éxito. El concepto de «Lebensraum», acuñado por el etnógrafo y social darwinista Friedrich Ratzel a principios del siglo XX, se convirtió en una palabra clave en las políticas nazis. Hitler, quien sirvió en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial, estaba enfadado por el Tratado de Versalles, que al terminar la guerra exigía reparaciones millonarias y reducía el territorio alemán en un 10%. Ratzel sostenía que las civilizaciones humanas eran inherentemente competitivas y que, para dominar una nación, esta debía tener suficiente espacio vital para prosperar.
Para Hitler, el destino de Alemania era consolidarse como la nación aria dominante en Europa. Esto solo sería posible si el país se expandía, especialmente al este, para reclamar tierras como su legítimo Lebensraum. Si la URSS hubiera caído, es probable que la tierra hubiera sido limpiada étnicamente y purgada de bolcheviques, eliminando o exiliando a los rusos considerados indeseables, y germanizando esas tierras.
Probablemente habría destruido Leningrado y Moscú
La brutal realidad de cómo habrían sido tratados los rusos por los ocupantes nazis se refleja tanto en la violencia extrema de la propia Operación Barbarroja como en los detalles de cuánto habrían llegado a hacer para someter a la URSS y a su población. En una entrada en su diario de guerra del 8 de julio de 1941, el general alemán Franz Halder anotó (según el Diario de Guerra de Halder): «Es decisión firme del Führer nivelar Moscú y Leningrado, y hacer que sean inhabitables, para evitarnos tener que alimentar a las poblaciones durante el invierno. Las ciudades serán arrasadas por la Fuerza Aérea… Una catástrofe nacional que privará no solo al bolchevismo, sino también al nacionalismo moscovita de sus centros».
La Batalla de Stalingrado, considerada una de las batallas más brutales de la historia, terminó con los nazis quemando la ciudad hasta los cimientos, lo que da mayor idea de lo que habrían hecho a Leningrado y Moscú si la situación hubiera llegado a ese punto. Sin embargo, la Operación Barbarroja fue un desastre, y ahora los historiadores consideran esa campaña como una de las maniobras militares peor concebidas de todos los tiempos. Aunque los soviéticos sufrieron mayores pérdidas, el invierno encontró a los alemanes sin preparación para el frío y cada vez más ineficaces en combate. En diciembre de 1941, las fuerzas nazis enfrentaron una contraofensiva soviética muy fuerte, que los obligó a retroceder y decidió el rumbo de la guerra en el Frente Oriental.