Hace aproximadamente 1,800 años, la cruz invertida representaba el martirio de San Pedro. Según la tradición cristiana, en el año 64 d.C., después del Gran Incendio de Roma, el emperador Nerón inició una persecución contra los primeros cristianos. Se dice que Pedro, uno de los apóstoles, fue crucificado, pero pidió ser invertido en la cruz porque no se consideraba digno de morir como Jesús. Aunque no existe una evidencia concluyente de este hecho, es la versión más aceptada en la tradición cristiana.
Posteriormente, en el siglo XIX, algunos personajes como el ocultista francés Eugène Vintras comenzaron a utilizar la cruz invertida para desafiar la autoridad de la Iglesia Católica. Vintras, condenado por sus prácticas esotéricas y acusaciones graves, empezó a usarla como símbolo de transformación, de cambiar de un período de sufrimiento a uno de amor. Influenciado por otras figuras ocultistas como Eliphas Levi, la cruz invertida comenzó a asociarse también con el satanismo y las prácticas contraculturales, especialmente en círculos parisienses que exploraban lo mágico y lo prohibido.
En la cultura popular moderna, sobre todo dentro de la música metal y movimientos contraculturales, la cruz invertida ha sido adoptada como símbolo de rebeldía y rechazo a las instituciones religiosas tradicionales. Bandas como Slayer y otros grupos de metal extremo usan este símbolo en sus escenarios y vestuarios, no necesariamente con una intención malévola, sino como una forma de desafiar lo establecido y provocar.
En la actualidad, la cruz invertida también ha sido apropiada por diferentes grupos satánicos, como el Templo Satánico, que la utiliza como una metáfora para cuestionar la autoridad y promover la libertad individual. En estos círculos, simboliza una postura de resistencia y autonomía frente a la religión tradicional.
Por otro lado, organizaciones como la Iglesia de Satanás reconocen que la cruz invertida proviene originalmente del martirio de San Pedro, aunque su reinterpretación moderna la ha llevado a representar valores contraculturales y de libertad personal. Para algunos, simplemente es un símbolo de desafío, para otros, una forma de expresión personal sin un significado profundo.
En definitiva, la cruz invertida ha pasado de ser un símbolo sagrado y de sacrificio a un ícono cultural lleno de múltiples interpretaciones, desde la rebelión hasta la provocación estética. Su significado varía según quién la use y en qué contexto, pero siempre lleva consigo una historia de resistencia y transformación.