El astuto estafador y asesino en serie Charles Sobhraj logró evadir a las autoridades durante años mientras su ola de crímenes y asesinatos azotaba la infame Ruta de los Hippies en el Sudeste Asiático. A pesar de su arresto en 1976, un aura de misterio sigue rodeando sus 13 años de vida de delincuencia en ruta junto a su novia y un cómplice — un enigma que será explorado en la serie de BBC One, La Serpiente (imagen arriba), que comenzará a transmitirse en Netflix el 2 de abril.
No se conoce con certeza la cantidad exacta de víctimas a las que Sobhraj asesinó. Aunque Cosmopolitan destacó que fue arrestado por nueve homicidios, Esquire afirmó que la cifra se aproxima a 12 personas. Sin embargo, cada publicación difiere en la especulación sobre posibles víctimas adicionales. La primera sugiere que Sobhraj pudo haber eliminado a hasta 30 personas, mientras que la segunda dice que podrían ser más de 30. Por otro lado, GQ estimó que el número máximo de víctimas podría estar en 24.
Es probable que el total de víctimas de Sobhraj permanezca en la más absoluta de las incertidumbres. Su naturaleza astuta y los procedimientos laxos de los países por donde transitó significan que muchos de los viajeros, excursionistas y víctimas que cayeron en sus manos seguirán sin ser descubiertos indefinidamente.
Sobhraj drogaba a sus víctimas antes de matarlas
A pesar de que la cantidad de víctimas no está totalmente clara, el carismático asesino era consistente en su método — casi siempre comenzaba drogando a sus víctimas. A partir de ahí, las cosas podían variar según la situación. Algunas veces Sobhraj asfixiaba o apuñalaba a sus víctimas para acabar con sus vidas. En una ocasión, ahogó a una mujer en una piscina de marea. Quizá lo más perturbador es que solía terminar sus asesinatos incendiando los cuerpos, incluso mientras algunos aún estaban vivos.
Los brutales asesinatos de Sobhraj estaban en sintonía con su pasión por robar, lo que sin duda le ayudaba en sus viajes. En un giro extraño, solía robar los pasaportes de sus víctimas y hacerse pasar por ellas tras quitarles la vida. Según GQ, su habilidad para asumir diversas identidades le permitió evadir a las autoridades en varias ocasiones. Logró escapar de un total de tres cárceles durante sus viajes sangrientos, cada fuga en un país diferente.