Este es el ave más grande que ha existido

Historia
Argentina

Este puede ser el destino de una reacción de un viajero del tiempo que visite Argentina hace aproximadamente seis millones de años: al observar por primera vez al ave más grande que haya existido en la Tierra, Argentavis magnificens.

Argentavis en vuelo

¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡No, espera! Es ambos

Tal sería la reacción de un viajero del tiempo al preguntarse sobre la magnitud de esta criatura que, con su imponente tamaño, supera a cualquier ave moderna. Argentavis era realmente gigante. Lo suficiente para que National Geographic lo comparara con un avión Cessna 152 de dos plazas. Pesa aproximadamente 70 kilogramos (más de 150 libras) y su envergadura alcanzaba los 7 metros, casi 23 pies desde la punta de una ala hasta la otra.

Este gigante prehistórico, que pertenecía a una familia extinta de aves depredadoras conocidas como teratornes, o «aves monstruo», superaba con creces a sus descendientes modernos, como las cigüeñas, los buitres americanos y los cóndores. Actualmente, el Cóndor de los Andes es el ave más grande en el cielo, pero aún así pesa seis veces menos que Argentavis y tiene solo la mitad de su envergadura antigua.

Los científicos están seguros de que Argentavis lograba ser tan grande y volar, pero ¿cómo lograba levantarse del suelo? Aunque el cóndor es el ave voladora más grande del mundo, el más pesado, el kori bustard africano, necesita una carrera para despegar y pesa menos de un tercio de Argentavis.

La mecánica del vuelo de un ave monstruo

Mecánica de vuelo de un ave gigante

El paleontólogo Sankar Chatterjee intentó descubrir cómo Argentavis lograba despegar en 2007. Sus modelos demostraron que, debido al tamaño imponente del animal, necesitaba algo más que una simple carrera para levantar vuelo. La geometría del terreno y la presencia de pendientes eran fundamentales para que lograra despegar. Necesitaba una pendiente de al menos 10° y un poco de viento en contra para tomar impulso.

Una vez en el aire, su enorme tamaño afectaba también su modo de volar. Chatterjee utilizó mediciones fósiles para calcular la cantidad de energía que Argentavis podía generar. Descubrió que batir sus largas alas no habría producido suficiente fuerza para mantenerlo en el aire, por lo que era un experto planeador. Las numerosas huellas fósiles en las laderas de los Andes respaldan la teoría de que Argentavis aprovechaba las corrientes de aire ascendentes, conocidas como térmicas, para planear a velocidades de hasta 70 km/h en busca de presas.

Por suerte, las criaturas que habitan lo que ahora es Argentina no tienen que preocuparse por estos gigantes en el cielo, pero todos deberíamos estar atentos al casuario, la ave más peligrosa para los humanos en la actualidad.

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