¿Alguna vez te has preguntado por qué las botellas de sirope de arce tienen esas pequeñas asas? Es una duda que ha desconcertado e intrigado a usuarios de Reddit, bloggers y muchas personas durante años. Contrario a las botellas robustas llenas del delicioso jarabe, la respuesta no es tan simple ni dulce como parece. Aunque la botella clásica de sirope de arce tiene un atractivo visual encantador, esa asa no es una invención revolucionaria. Está colocada de manera torpe en el cuello de una botella generalmente ovalada y, en realidad, no cumple una función útil (a diferencia de otros objetos cotidianos cuyo propósito desconocemos). Con un tamaño tan pequeño que ni siquiera permite que pasen los dedos más delgados, es mejor sujetar la botella por su parte media y verter el jarabe.
¿Crees que es una coincidencia? La explicación oficial para este pequeño añadido es que se trata de un skeuomorph: un elemento decorativo o de diseño que imita un utensilio o herramienta del pasado sin tener una función práctica en la actualidad. Según Merriam-Webster, un skeuomorph es «una ornamentación o diseño que representa un utensilio o implemento». Ejemplos modernos incluyen velas eléctricas, el efecto de sonido de obturador en una cámara o las tapas de los coches diseñadas para parecerse a las antiguas ruedas de carromato. En esencia, cualquier elemento que remite a un diseño anterior pero que no cumple una función en el objeto actual, es un skeuomorph. Este concepto ayuda a entender por qué existe esa pequeña asa en las botellas de sirope.
¿De dónde viene esa pequeña asa?
Según un artículo de Mental Floss publicado en 2024, la categoría de la asa pequeña como skeuomorph es la explicación más aceptada, vinculando la botella moderna con los grandes cántaros de cerámica utilizados en los siglos XIX y principios del XX. Un post del Brooklyn Brainery de 2012 respalda esa teoría, señalando que estas asas eran usadas para transportar grandes envases de cerámica, y que las asas son un remanente de esos jarrones antiguos.
Por otro lado, un artículo de Reader’s Digest Canadá cita una explicación algo diferente, dada por Jean-François Lozier, curador del Museo de Historia de Canadá. Él afirma que las empresas de sirope no solo mantienen un patrón antiguo de jarras, sino que reinventan ese estilo para dar una sensación nostálgica a su producto. Independientemente del motivo, la presencia de la pequeña asa evoca claramente ese aire de tradición y recuerdo.
La historia detrás del envase
Si la asa pequeña fue una estrategia de marketing, sin duda ha sido exitosa. «Hoy en día, gracias al marketing y la nostalgia, esas pequeñas asas significan que el jarabe es auténtico, y las empresas siguen poniéndolas en sus botellas», apunta Brooklyn Brainery. Para entender sus orígenes, debemos viajar a mediados del siglo XIX.
En 1949, Brooks Fuerst, un artista del vidrio de Toledo, Ohio, famoso por ser la capital mundial del vidrio, solicitó una patente para su diseño: un recipiente en forma de flask con un asa decorativa en el cuello. Su patente, llamada «jarrón o similar» fue adoptada en 1950 por la Cary Maple Sugar Company, una compañía de Vermont. Este envase se usó para vender «Maple Maker», un producto que permitía a los consumidores mezclar el jarabe con agua caliente y azúcar para obtener más cantidad a menor costo (una invención que, en realidad, nadie pidió). Aunque a Fuerst se le reconoce ampliamente por el diseño, quizás no fue el primero en crearlo. Su hermano mayor, Edwin Fuerst, ya había patentado en 1933 un diseño similar llamado «diseño para un jarrón». Esa botella era más redonda pero mantenía la misma asa decorativa en el cuello.
Curiosamente, la empresa de jarabe de arce Cary utilizó ese diseño de 1933 mucho antes de que naciera el «Maple Maker». La historia sigue complicándose: en 1922, años antes de Fuerst, Joseph Klein patentó un diseño para su jarra llamada Little Brown Jug Syrup, que también tenía una forma similar y esa asa pequeña y distintiva.